Sofía Pereira - Terapia y talleres de desarrollo personal
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El perdón

9/28/2022

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Existe algo llamado responsabilidad por la propia vida a partir de la cual no puedo echar la culpa a nadie de lo que me ocurre y, por tanto, no es aceptable la búsqueda del chivo expiatorio que cargue con mis propios errores. La responsabilidad es el hecho de hacerme cargo de mi vida, de mi bienestar, así como de mis éxitos y fracasos. Esto, evidentemente, descarta por completo el hecho tan común de dejarme caer como un fardo sobre otros o de sentirme víctima a la que los demás tienen que salvar de sus naufragios.

Asumir la responsabilidad de mi vida me lleva al Ser, a la esencia genuina de quien realmente soy. Y cuando estoy ahí, lo que vive en lo profundo de mí es amor, libertad, comprensión infinita, es sentirme en unión con el todo. El ego, lo que conozco como mi personalidad, se ofende fácilmente y entonces traza hilos invisibles, pero muy potentes, que se van enredando y enlazando con aquellas personas de las que creo recibir los daños, encerrándome en un circuito diabólico del que no sé salir. De este modo, continúo repartiendo ofensas, recriminaciones, daños, castigos…, creyéndome estar en el lado correcto y ser víctima -culpando a los demás- de lo que me está aconteciendo. Y así, sin darme cuenta, me encierro en mi propia jaula buscando, sin conseguirlo, la puerta que me saque de esos barrotes que me aprisionan.

Pero hay una llave para salir de estar cárcel de auto encierro:

¡EL PERDÓN!

Perdonar es liberar a los demás de la culpa y asumir conscientemente el control de mi propia vida. Es tomar responsabilidad por la energía de vida que estoy manejando, o lo que es lo mismo, por lo que cada día estoy creando. NADIE tiene el poder de conducir mi nave a menos que yo le dé ese poder. Por tanto, todo lo que me acontece es resultado de lo que estoy creando con mis pensamientos, sentimientos y acciones. Cuando suelto, cuando asumo la responsabilidad de mi historia, y entiendo que los demás solo están ahí para mostrarme mis oscuridades, aquellas facetas de mi personalidad que no vibran todavía en luz, entonces, cada persona que se cruza en mi camino es un maestro para mí.
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Y si, finalmente, nadie tiene el poder de dañarme u ofenderme, tampoco hay nadie a quien necesite perdonar. En realidad, perdonar es simplemente deshacer los nudos que yo he creado, eliminar los hilos que me han mantenido atrapada, atrapado, y volar libre a nuevos espacios de experiencia y creación. Perdonar es decir adiós a mi pasado, es agradecer al que creí ser mi verdugo -en verdad mi maestro- por el regalo de permitirme despertar a mi verdadero ser. Perdonar, es convertirme en un ser ¡LIBRE!

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    Autora

    Sofía Pereira

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