Sofía Pereira - Terapia y talleres de desarrollo personal
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La aventura de vivir

3/8/2011

5 Comentarios

 
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Vivir no siempre es fácil. De hecho, casi nunca lo es. Apenas salimos de los vapores de la inocencia esencial, ya nos vemos inmersos en un mundo hostil, competitivo, en el que no nos sentimos acogidos, protegidos y amados por lo que somos, sino en el que tenemos que luchar para hacernos un hueco, para demostrar nuestra valía, siempre puesta en cuestión.

Nuestros padres forman un eslabón más de una larga cadena de generaciones en la que todos han intentado sobrevivir, a pesar de las dificultades, y no siempre de la mejor manera. Este movimiento de nuestras raíces repercute en nosotros y se graba como una profunda huella en nuestras células. Así, el miedo empieza a gestarse en cada corazón, y la armadura a forjarse y a hacerse más y más sólida y gruesa para sentirnos protegidos en su interior. Lo que no vemos es que ese escudo es una ilusión puesto que a quien más daña es a aquél que vive aprisionado dentro, en una oscuridad que se hace mayor cada día. 

La aspiración de todo ser humano es ser amado. Y ser amado es simplemente saberse acogido, aceptado, valorado y querido precisamente por todo aquello que le hace diferente de los demás, y, por tanto, único. Obviamente, salvo en maravillosas excepciones, esto no es lo más corriente, y por ello, ya desde pequeños nos vemos obligados a luchar por ser más y mejor que los demás y así ganarnos el aprecio y la admiración de todos. Pronto, nos damos cuenta que ese es el juego que está montado en la tierra y que para triunfar en ella hay que ser un jugador no sólo bueno sino excelente. 

Y en medio de esta encrucijada, tendremos que optar, en función de las dificultades que encontremos,  por diversos caminos.

El más común, y aparentemente sencillo de recorrer, es aquel que nos invita a adaptarnos, a amoldarnos a los patrones sociales, culturales y familiares con el fin de no morir en el intento de la aventura que es vivir. Al elegir esta alternativa, aceptaremos, casi sin rechistar, las consignas del entorno que iremos haciendo nuestras, sin cuestionarnos si este es en verdad nuestro camino, acaso el único, o simplemente sólo la mejor opción. Y en el podemos llegar a triunfar, aún a costa de no lograr conciliar el sueño, o de perder uno a uno los ideales de juventud (si es que los tuvimos). Puede que por entonces, un cierto cinismo, fruto de la desazón interior, del eco de un dolor desconocido, nos lleve a pensar que aquellos no eran más que estúpido romanticismo y que la realidad es otra, que el mundo es así y, por tanto, lo que hay que hacer es luchar con sus mismas armas. Este camino puede proporcionar éxito, dinero, posición social, etc., pero en su recorrido la persona se ha ido perdiendo a sí misma sin ni siquiera ser consciente de ello. A fin de cuentas, tiene otras armas químicas que le ayudan cuando la ansiedad aprieta y no la deja conciliar el sueño. Con las pastillas parece que su agitado mar consigue calmarse.

Otro camino, también muy transitado, y en los que las depresiones crecen de manera exponencial como una gigantesca plaga, se viste de desamparo, miedo, desesperanza y pérdida de confianza. La persona, cargada con una pesada mochila, avanza lentamente mientras se lamenta de su mala fortuna. Es la senda de las víctimas, de aquellos que no asumen su propia responsabilidad y van echando las culpas de sus fracasos al mundo exterior, al trabajo, a los demás. Sus sueños se desvanecen, y así, las ganas de tirar la toalla y de renunciar a quien genuinamente son, no se hacen esperar. Y es que realmente, cuando se llega a ese estadio, uno ya no sabe quién verdaderamente es. Más bien siente el fracaso de no haber sabido amoldarse, de no haber logrado, en la feroz batalla de la competición, el anhelado triunfo.

Muchos son los vericuetos que el río de nuestra vida puede adoptar en su recorrido hacia el mar, y éstos dependerán de las experiencias pasadas, de las heridas no curadas, y de lo lejos que nos hallemos de nosotros mismos: único hogar en el que podemos sentirnos verdaderamente en paz y armonía.


Si gracias a algún escollo demasiado complicado nos paramos un momento a descansar para recobrar el aliento, y aprovechamos para mirar muy atentamente, podremos ver que entre el laberinto que forman todas las posibilidades, todos los brazos del río, hay uno que no invita demasiado porque parece muy estrecho y sinuoso. Es aquél por entre cuyas espinas y recovecos se adentran los valientes, los que no renuncian a su esencia; aquellos que desean librarse de sus henchidas mochilas llenas de piedras que no les corresponden y que están dispuestos a deshacerse de los miles de nudos en los que se han ido enredando; los que deciden curar sus heridas y adentrarse en el viaje hacia el descubrimiento de su verdadera esencia. Lo suelen llamar camino de autodesarrollo. Yo prefiero definirlo como auto descubrimiento. Porque en realidad, no hay nada que desarrollar, nada que aprender. En nuestra esencia somos sencillamente perfectos. Es nuestra mente quien nos tejió la vestidura que llevamos (la personalidad o el ego), pero eso no es lo que en verdad somos. Por eso es más bien un camino en el que hay que ir soltando el lastre, despojándose de vestiduras que no nos corresponden. En su recorrido podemos desaprender  lo incorrectamente aprendido. Y aunque al principio asusta, luego es hermoso de recorrer porque según avanzamos nos vamos sintiendo más ligeros, recuperando la energía genuina que fuimos desperdigando en nuestra andadura según nos íbamos alejando más y más de nuestro centro.  

Y por fin la liberación, la plenitud, la felicidad de saberse en casa, acogido, protegido, acompañado y amado por la persona que más puede hacer por nosotros: Uno mismo. 















5 Comentarios
Mónica Delgado
3/9/2011 02:04:58 am

Me emociona y enternece recordar nuestros encuentros de hace ahora más de diez años.
Me sentí profundamente mirada y reconocida por ti, y desde esa escucha amorosa me atreví a despertar y a ser más yo.
Recuerdo las ansias que tenía cada semana por ir a la sesión contigo... allí sentía espacio, libertad y me esperabas tú, acompañándome con tu vida y con el alma.
Gracias de corazón.

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Elena Hidalgo
3/9/2011 06:01:45 am

Siempre he dicho que he tenido la gran oportunidad de tener dos madres en esta vida. Tu me volviste a la vida con el amor y perseverancia de toda madre y por ello siempre tendrás un espacio enorme en mi corazón.
Este proyecto que comienzas es como un hermano para nosotros. Gracias por compartir un espacio donde tener presente al ser que hoy todavía a veces me flaquea.
Todo mi amor y cariño







































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Sofía
3/9/2011 11:07:44 pm

¡Qué alegría que mis dos hijas espirituales de aquellos lejanos tiempos halláis sido las que habéis abierto este apartado de comentarios.
Os quiero y siempre, siempre, vais a estar en mi recuerdo y en mi corazón.
Sofía

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eduardo osimani link
3/11/2011 12:22:39 am

Como la luz que siempre te ha iluminado, son los reflejos de tus palabras.No hay tiempo de amor sin cercanías complejas,que siempre supiste vencer con la delicadeza y la armonía que te caracteriza como mujer amante del ser ,que todos escondemos y que tu nos ayudas a descubrir, con la tenacidad que te identifica ,como amante del tiempo sin tiempo y de los momentos sencillos y tan importantes de nuestras vidas ,como los que en su momento viví junto a ti y que tengo en lo mejor de mis recuerdos ...con todo mi amor ,te quiero mucho mas halla de los conceptos de la tierra, pues seguiremos en el universo,por la transparencia de tu sonrisa ,todo lo mejor en tu pagina ...Eduardo

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Rocío Corral
3/11/2011 01:14:30 am

Sofía, empecé la terapia contigo tras una búsqueda incesante... mis múltiples complejos e inseguridades, pasando por mi anorexia, conflictos con mi familia, el no saber relacionarme con mis amigos, el no entender qué demonios hacía en este planeta ni qué sentido tenía tanto esfuerzo..., me llevaban al dolor y al sufrimiento constante, sabía que algo fallaba, pero la solución se me escapaba de las manos... así estaba cuando te encontré en mi camino y empezamos juntas un trabajo que me ha dado mucho más de lo que hubiera imaginado jamás... y sin duda mucho más de lo que te pedí al comienzo!!! En nuestra primera sesión te dije "estoy aquí porque quiero sentirme mejor..." En mi caso, los graves problemas familiares que vivía se fueron con tu ayuda, con tu amor, con tu apoyo incondicional, hasta convertise en relaciones de amor y respeto, fui superando la anorexia... también nos topamos con sucesos de anteriores encarnaciones, vidas anteriores, algunas se truncaron en la infancia con un dolor que no se puede describir, traumas que me marcaron a fuego y que me estaban bloqueando, que no me dejaban respirar apenas!!... y que no obsatnte, gracias a tí y a nuestro trabajo juntas pude comprender y superar y dejaron de afectarme en por completo.... Después de todo este recorrido sólo tengo palabras de agradecimiento para tí, que me acogiste con todo el amor respeto, y que jamás me fallaste... a fecha de hoy, puedo disfrutar una vida normal, trabajo, un marido maravilloso, y una niña en camino que nacerá en primavera, y todavía me sorprendo a veces pensando cómo era mi vida antes... una vez te dije que yo no sabía que se pudiera ser tan feliz, y así es. Gracias por abrirme esa puerta, y ayudarme encontrar una vida nueva, plena y feliz!!! Gracias por ayudarme a encontrarme a mí misma!! Aunque ya lo sabes, te quiero un montón!!!

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    Autora

    Sofía Pereira

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